La semana pasada comenzó la
cuaresma, y por distintos cauces me han llegado los constantes mensajes de la
necesidad de abstenerse. Y una amiga me preguntaba, ¿abstenerse de qué? Y eso
me pregunto yo, si lo que hacemos constantemente es abstenernos. Es por ello,
que desde aquí hago una invitación a abstenerse de abstenerse.
Pensad por un momento la de cosas
que dejamos de hacer y que deberíamos estar haciendo constantemente.
Cómo nos abstenemos de ejercer la
responsabilidad que cada uno tenemos sobre el bienestar de los demás, incluso
sobre la felicidad de muchas de ellos. Cuántas vidas ahogadas, niños que nadie
echa de menos, mujeres que alguien echa de más por tanta abstención de lo
verdaderamente importante.
Cuántas veces nos abstenemos de pronunciarnos
contra lo injusto, lo ilegal, lo indigno, sin preocuparnos de las soledades de
muchos y siendo simples espectadores de los exhibicionismos de otros. Cuánto tiempo le dedicamos a juzgar lo
inadecuado de las cosas pero indignándonos lo justo para no mancharnos las
vestiduras.
Cómo venimos de vuelta de todo
porque nos abstenemos de abrir e iniciar caminos nuevos, donde encontrase con
los demás de una manera sincera, sabiéndose ignorante de lo ajeno, incluso a
veces de lo propio.
Nos llenamos de conversaciones
con palabras pendientes, de consejos que ni nosotros seguiríamos, de relaciones
vacías y buenos modales que nunca significarán que somos amigos. Abstente de
eso y de quien no te conoce ni lo pretende, de quienes hablan pero no dialogan,
de los consuelos llenos de reproches, de las miradas desde arriba, del amor que
no te quita el hambre ni provoca dolores de barriga.
Pero de lo que te estremece, lo
que hace que te puedas levantar una y otra vez porque has apostado la propia
vida, de eso no te desentiendas. De todo
aquello que te invita a apostar por ti, por estos y por aquellos, no te
abstengas nunca.
De eso que hace reír hasta hacer
que se saltan las lágrimas, de lo que sane las heridas,
no abstenerse. De lo que genere incertidumbre, lo que te haga sentir inseguro a
veces porque no está todo aprendido, no te liberes.
De las vidas que se tejen con
abrazos y besos, con opciones y decisiones, con sentimientos llenos de historia,
de esas formas de vida entre el cielo y la tierra abstente de abstenerte.
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