Hace ya algunos años me tocó
presentar a la otra parte de este blog que en breve cumplirá un año. Quizás no
hayamos sido los más constantes o serios con el desarrollo de este proyecto,
pero las cosas que se hacen con gusto y para disfrutarlas no necesitan de tanto
calendario y organización. Y así es nuestra amistad, algo desordenada y hecha
de trazos de improvisación, y como dije en aquella ocasión tan importante, en
la vida nos cruzamos y hasta nos chocamos.
He podido releer ese texto y creo
que ahora, un tiempo después, no cabría hacer muchas aportaciones, no porque
haya poco que decir sobre él, ni porque ya se dijera todo en aquella ocasión;
simplemente porque hay situaciones y momentos que no se describen, y si lo
hacen siempre se queda algo sin detallar.
Cómo se explica cuando miras a
alguien y te ríes y el otro te comprende. Cómo hacemos para expresar que no
siempre necesitamos de miles encuentros o mensajes constantes, sino que la
confianza de que el otro está ahí para ti es más que suficiente.
Cuando tomarse una caña, café y
copa es solo un accesorio para compartir la vida, la tuya, la mía, y la que es
nuestra. Cuando celebrar tus triunfos los convierte un poquito en míos, cuando
los que yo consigo se hacen más grandes y mejores si puedo celebrarlos contigo.
Será que hoy, desde la distancia,
esa aliada nuestra que ha hecho madurar nuestra amistad, festejo tu cumpleaños.
Que este año nos faltará ese amigo que no es tan invisible, que la mañana de
Noche Vieja será un poco más triste, que las confidencias, deseos y sueños
tendrán que esperar a que volvamos a encontrarnos. Que desearte lo mejor podrá parecer solamente una
anécdota cuando ya sabes que no cabría esperar otra cosa.
Que cumplas muchos más, porque
recién esto comienza. Que no se si lo mejor está por venir, pero que lo bueno
ya lo hemos probado y ojala que se repita entre el cielo y la tierra, siempre,
o al menos, todavía.
Palmira Blanco