miércoles, 6 de mayo de 2020

ZONAS DE CONFORT

Hace unos años, en la formación para mi voluntariado en Latinoamérica, tuve la suerte de escuchar a Antonio Rivas sobre nuestras zonas de confort. Él no hablaba de lo evidente como las comodidades que muchos hemos vivido como normal (una vivienda, suministros, comer a diario…), ni de aquellos principios que rigen cómo queremos orientar nuestra vida, sino que hablaba de esos mecanismos mentales que nos hacen sentir seguros. Esas seguridades sobre la vida que nos hacen desarrollarla en torno a ellas.

Yo entonces me consideraba con una mentalidad abierta, a prueba de cualquier prejuicio o idea preconcebida, y cuando llegué a Ecuador me di cuenta de mi gran error. Estaba a miles de kilómetros de mi casa, de mi familia y de mis costumbres, pero seguía instalada en mi gran zona de confort. No puedo enumerar cuántas veces pude llegar a decir o pensar “pues en España lo hacemos de otra forma y nos va bien”. Pasado el tiempo acepté que lo mío no era lo mejor, que centenares de vidas caben en una sola existencia, y que el mayor conocimiento que podía obtener de mis meses allí sería mi capacidad para abandonar mi zona de confort. Tenía que soltar, desprenderme, y dejarle espacio a lo nuevo, a una nueva mirada que haría que la mía fuera más amplia de lo que lo era en ese momento.
En estos días que la pandemia lo inunda todo, aquello que descubrí y aprendí se puso de nuevo entre las cuerdas. Durante la misma he leído muchísimo sin apenas aprender nada, básicamente porque hay miles de informaciones contradictorias (imagino que no he sabido filtrar con cordura mis lecturas).  El no poder controlar la situación ha generado en mí bastante malestar, y he comprobado cómo el miedo hace que nos aferremos a esas cuestiones que nos hacen sentir a salvo. 

El compartir la vida con alguien cuya zona de confort dista mucho de la mía me ha ayudado resituarme a diario. He ido aprendiendo, como ya hice en Ecuador, que mi incertidumbre no puede instalarme en mi comodidad y que desde ahí el miedo me haga olvidar que, aún en esta situación, sigo siendo una privilegiada. Y no se trata de huir de lo cómodo, ni  de fustigarse por haber tenido oportunidades que otros no tienen, pero creo que ello no puede ser excusa para que lo propio me haga olvidarme de lo ajeno, porque corres el riesgo de convertir tu miedo en egoismo.
Cuando nuestra base se desestabiliza un poco es cuando realmente aparecen nuestras prioridades, y nuestra posición o postura en el mundo que nos rodea. 

Desconozco si de esta saldremos de una u otra forma, no considero que mes y medio sea tiempo suficiente para cambiar lo que hemos ido curtiendo durante toda nuestra existencia, pero sí creo que será interesante seguir midiendo hasta dónde alcanza nuestra mirada para ver la realidad tal cual es. 




viernes, 18 de enero de 2019

PARA QUE YO SÍ, TÚ NO


Hace algún tiempo leí, y no sé dónde, que cuanta más información teníamos más desinformados estábamos. Y es cierto, o al menos es la sensación que tengo, especialmente en los últimos meses.

Leo y escucho comentarios, afirmaciones similares a sentencias y verdades como puños que solo sirven para golpear al otro. Reacciones y eslóganes fundamentados en opiniones pero nunca en realidades.  Realidades que tienen nombre y apellidos, con sueños y con historia. Con dolor y esperanzas; con pasado complejo y futuro incierto.

Hablamos de números pero no de personas, ya no hay propuestas de mejora sino pistoletazos de salida hacia la lucha contra el más débil.

¿Qué ha provocado tanto miedo como antesala del odio? ¿Cuántas personas extranjeras conoces que reciban ayudas más altas que tu sueldo? ¿ A cuántas entrevistas de trabajo has acudido donde una de ellas se haya quedado con el puesto? ¿De cuántas ONG's, y asociaciones sociales has participado donde el dinero se destine a mariscadas? ¿ Cuántos hombres conoces que tengan que pedirle a alguien que lo acompañe a casa porque le de miedo ir solo? ¿Cuántos hombres conoces que hayan sido asesinados a manos de una mujer?

Si nos atrevieramos a conocer una historia, solo una, sobre el otro, si fuéramos tan valientes como para escuchar y compartir la vida, entonces la verdad nos haría libres. Entonces los discursos propagandísticos no tendrían cabida. Si supiéramos que cada persona que llega a nuestras costas se han jugado la vida, que sin un NIE no hay prestación que valga, que para obtenerlo el camino es más largo y duro que una carrera universitaria; que para obtener un visado debes demostrar hasta tus intenciones si es que eso es posible. Que los españoles primero siempre y cuando seas de los primeros y no de los últimos, siempre que tengas con qué competir en esta carrera de fondos. Que si no sabes o no puedes tú te lo has buscado porque estás así porque quieres.

Si optaramos por la generosidad y el bien común, no me preocuparía que mi vecina tuviera una plaza en la guardería sino que lucharía para que hubiera más posibilidades en el acceso a la educación. Si eligiera que mis batallas sumaran y no dividieran, me enorgullecería que mis impuestos facilitasen una sanidad pública.

Si me preocupase la justicia social, mis prioridades serían los derechos colectivos y no los individuales.

Que fácil sería eso de 'amaros los unos a los otros', pero un 'divide y vencerás ' queda mejor en el lenguaje bélico de la reconquista y hace juego con la cabalgadura de mi caballo.

viernes, 2 de marzo de 2018

ESTAR SENSIBILIZADA








Durante años he pensado que poseía sensibilidad hacia aquellas cuestiones que afectaban a las personas que, por unos motivos u otros, estaban más desprotegidas (las personas inmigrantes, las que viven en la calle, los que están solos, y los que terminaban perdidos entre tanta burocracia y a los que nadie salía a buscar).

Y no es que ahora vaya a decir que de repente me he dado cuenta de que no tenía ni idea de lo que pasan todas esas personas y que la realidad me ha dado un buen bofetón; sería muy irrealista e incluso insultante para todos aquellos que han compartido sus vidas conmigo en todos estos años. Gracias por ello, por cierto. 

Pero en esta ocasión no es que me haya sensibilizado, sino que me ha dolido como duelen las cosas que tienen que ver con el amor de cogerse de la mano, de acompañarnos en el camino, de hacer solamente aquellas promesas que vayamos a cumplir. Del amor que te trae regaliz desde otro país porque sólo eso arregla cuánto extrañas a los tuyos.

Y cuando las cosas te duelen descubres por un lado que sigues teniendo mucha suerte por los que te quieren y te alivian, por viajar sin protocolos y leyes que impiden que seas feliz, por contar con dinero para hacerlo y porque siempre hay quien se ofrece a prestártelo.  Pero ahora también se lo que sé siente cuando esperas una carta y que llega una negativa; que alguien estampe un no es una hoja de papel y no se haga una idea cuantos planes se quedarán en un cajón.

 Esta semana me han dolido mucho más los no a cada reagrupación familiar de madres que llevan sin ver a sus hijos más de tres años, y las negativas ante la necesidad de tanta gente que pide que alguien lo saque de guerras, pobreza y miedo. He aprendido cuantos pasadizos oscuros hay en las leyes que no buscan justicia, pero que también hay muchos que ayudan para dar luz y saber que siempre habrá opciones.

Comprender que la vida va de otra cosa, que existen miles de situaciones y experiencias a las que ni me acerco y que me generan más cercanía de lo que cabría esperar. Que cuando piensas que te separa un océano es una denegación lo que impide que se cruce.

Que mañana es mi cumpleaños, y que había pedido otra cosa, pero saber, sentir y constatar que a pesar de 8.827 km también se puede compartir y celebrar la vida entre el cielo y la tierra, no es un mal regalo después de todo.

domingo, 31 de diciembre de 2017

DESEOS DE AÑO NUEVO



Este es el momento idóneo para desear todo lo mejor para ese año que comienza en unas cuantas horas. A unos primero les da por hacer balance de lo ocurrido en el 2017 y claro, hay un poco de todo. Cuando lo bueno se ha dado más veces que lo malo surge una media sonrisa en la cara y piensas "pues que sigamos así" Por el contrario, si han existido momentos desagradables, duros o dolorosos, estamos deseando cruzar la línea como si de un corredor de los 100 metros lisos se tratase.

Es hora de hacer la lista de deseos propios y ajenos. Y digo deseos porque como hagamos promesas, señores siento decirlo, seguro que acabamos estropeándolo. En estos días vas leyendo cosas como "amigos para siempre" "siempre me tendrás" "nunca te dejaré sola" y claro, que siempre y  nunca son palabras que a veces nos queman entre las manos.

Y si hablamos de propósitos mejor echamos la mirada hacia otro lado. Porque ya no me refiero a ir al gimnasio o estudiar algún idioma. Es que existen casos en los que nos ponemos propósitos muy frustrantes. "No voy a esperar nada de nadie y así no me decepcionarán" "Voy a pasar de la opinión de los demás y seré feliz siendo yo misma" "No hace falta que me quieran que ya me quiero yo mucho" "Nada va a estropearme este año". Entonces es el momento adecuado para que te entre la tos o te atragantes un poco para dejar de decir tanta tontería.

Por eso yo hablo de DESEOS.

- Deseo que seáis felices, pero no una felicidad superficial de brindis por aquí y por allá.
  • Felices por dormir por las noches tras el bien hecho, o habiéndolo intentado.
  • Felices porque hay, al menos, un ser humano que nos quiere de verdad, con AMOR del bueno.
  • Felices por tener sueños que nos hacen mantener viva la esperanza de merecernos algo mejor.
  • Felices porque siempre habrá una opinión que realmente nos importe.
  • Felices porque no nos gusta estar solos, porque no nacimos para ello.
Y cuando lleguen los momentos difíciles, que los hay, cuando nos duelan las cosas, que nos dolerán, recordemos que somos felices.
  • Felices porque nosotros también nos equivocamos y nos perdonaron.
  • Felices porque dimos nuestra opinión y alguien nos dio las gracias.
  • Felices porque, aunque algunos ya se fueron, sigue habiendo vidas nuevas que cuidar.
Por todo ello deseo que en el 2018 podamos reírnos al menos una vez al día, es de las mejores cosas que me han pasado a mí este año, os lo aseguro. Deseo que sanemos algunas heridas que aún nos duelen, algunas tardan más y otras menos, pero cuando cicatrizan nos hacen ver que somos capaces de muchas cosas. Y que queramos mucho, que no nos reservemos eso que haga que, entre el cielo y la tierra, haya muchas otras personas felices.

martes, 15 de agosto de 2017

ESTAR A GUSTO




El sábado se casó mi hermano, y bueno, me tocó dedicarle algunas palabras que hoy comparto. Porque no hay nada mejor que retomar este proyecto que hablando de AMOR.


Hace un par de semanas el testigo me escribió para ponernos de acuerdo sobre cómo hacer esto de “decir unas palabras”. Yo le planteé que lo más fácil sería que él escribiera sobre la novia y que yo lo haría sobre el novio, que para eso es mi hermano. Entonces me dijo algo así como, “vale, voy a ver como les hago comprender que ella  quiera casarse con alguien como él”.

Y bueno, aunque haya alguna que otra razón que yo no pueda expresar, creo que básicamente lo hace por amor, y el amor no se razona ni se explica ni se justifica. Hay mil formas de querer, y ahí de aquel que intente decir que hay alguna que no es válida. Que cada una, entre amigos, hermanos, familia y pareja nos sorprende y nos hace conocernos mejor. Porque para saberlo todo de ti mismo no hay nada como dejarse mirar por alguien que te quiere de verdad. Porque, a quien de los presentes no les han dicho alguna vez, si te conoceré yo…y sobre todo las madres cuando nos dicen “como que te he parido”.

Encontrar a esa persona que te ayuda a ser tú mismo, porque oye, no siempre resulta tan fácil como parece. Hay montones de canciones o poemas que hablan del amor, pero si le quitamos todos esos adornos, creo que el amor no es más ni menos que estar a gusto con alguien, muy a gusto. Y con mi hermano es bastante fácil sentirse así. Os lo digo yo, que hasta compartí el vientre de nuestra madre. 

Él que lo hace todo sencillo, espontaneo hasta la sorpresa, y divertido hasta que a uno le duele la barriga. Porque si uno puede hacer algo con mi hermano es reírse y mucho. 
Lo deja todo para el último momento y se piensa las cosas mil millones de veces. Sincero como los niños, honesto y muy fiel, se pone muy nervioso cuando tiene que mentir y cuando alguna verdad a medias pueda suponerle daño a otra persona. 
 
Mi hermano y mi mejor amigo, porque si a la familia te la dan y a los amigos los elijes, yo tengo la suerte de tenerlo todo en el mismo pack. Con quien puedo contar siempre porque jamás ha tenido excusas o un no para mí. Lo mismo me pidió que hoy dijera algo porque sabe que con él no puedo negarme aunque me pueda la vergüenza, porque entre los dos no hay negativas.
El mejor guardando secretos y diciendo “no te agobies por eso” aunque él lo haga hasta cuando le duele el dedo pequeño del pie. El que levantando una ceja o una leve patadita debajo de la mesa te avisa que la va a liar, porque otra cosa que se le da de lujo es provocar que los demás se cabreen.

Cuando una pareja lleva tanto tiempo junta, compartiendo promesas cumplidas y deseos que se van haciendo realidad, es bastante complicado decirles eso de que os vaya muy bien en vuestra nueva vida, que el compromiso que asumís hoy os dure para siempre. Porque si algo saber hacer esta pareja es estar comprometida. No dejar que la rutina les arruine lo extraordinario que tienen.

Ellos no celebran un cambio de vida, sino que comparten y festejan que, a pesar de los momentos difíciles, ellos deciden estar y seguir juntos.  En todas las relaciones hay momentos en los que uno pones más y en los que uno siente que el otro pone menos. Pero hay momentos mágicos en los que la balanza se equilibra. Y son esos instantes los que hacen que uno apueste y se la juegue. Cuando lo apuestas todo, cuando no te reservas nada, cuando eliges amar para ser feliz, hace que uno celebre no conformarse con menos. Y es genial cuando puedes celebrar que lo tienes todo, que has encontrado y te has dejado encontrar por esa persona que te hace estar y sentirte muy a gusto.





martes, 24 de enero de 2017

POESIA






¡Qué fácil resulta a veces olvidar la importancia que algunas cosas tienen en nuestra vida!.¡Cómo desechamos casi sin darnos cuenta aquello que creemos que resulta inútil!. ¡Qué fácil resulta arrastrarnos por este mundo "loco" que sigue atropellando a todo aquel que no siga su ritmo!
Como bien decía la canción, "no son buenos tiempos para la lírica"... Y lo peor es que llevamos muchos años, demasiados diría  yo, en los que despreciamos las humanidades, no valoramos la creatividad artística de nuestros escritores y seguimos viendo a los poetas como si fuesen figuras de otro tiempo que no conectan con nuestra realidad.
A diario me enfrento con el apasionante reto de poder poner un atisbo de luz sobre poesía y poetas más importantes de nuestra literatura a nuestros jóvenes y en un buen numero de ocasiones termino sorprendido cómo pueden conectar con su temática y su forma, con su reinvidicaciones y sus expresiones de sentimientos y emociones.
La literatura no tiene fronteras, la poesía es universal y atemporal y, como no, necesaria para poder detenernos aunque sea un instante en nuestra acelerada vida y poder simplemente disfrutarla. La poesía no entiende de prisas, entiende de valores y símbolos para descubrir, de bellos mensajes engarzados en lenguajes figurados, entiende de belleza y de dolor, de nostalgia y pasión. La poesía debe paladearse, sacarle su mejor jugo y apreciarlo envuelto en nuestros pensamientos y vivencias. La poesía nos descubre vida, nos presenta experiencias, nos adelanta sueños e ilusiones sin esperar impacientes un final porque éste simplemente se lo pones tú.
Sigamos aprendiendo de ellos, de los grandes poetas, de sus grandes obras; ahora olvidados pero no por ello importantes. Detengámosnos ante un poema, como si de una terapia se tratara, descubramos su esencia para calmar nuestra agitada alma. Para que luego digan que la literatura no es necesaria...

Juan Ruiz

jueves, 15 de diciembre de 2016

MI REGALO








Hace ya algunos años me tocó presentar a la otra parte de este blog que en breve cumplirá un año. Quizás no hayamos sido los más constantes o serios con el desarrollo de este proyecto, pero las cosas que se hacen con gusto y para disfrutarlas no necesitan de tanto calendario y organización. Y así es nuestra amistad, algo desordenada y hecha de trazos de improvisación, y como dije en aquella ocasión tan importante, en la vida nos cruzamos y hasta nos chocamos.
He podido releer ese texto y creo que ahora, un tiempo después, no cabría hacer muchas aportaciones, no porque haya poco que decir sobre él, ni porque ya se dijera todo en aquella ocasión; simplemente porque hay situaciones y momentos que no se describen, y si lo hacen siempre se queda algo sin detallar.
Cómo se explica cuando miras a alguien y te ríes y el otro te comprende. Cómo hacemos para expresar que no siempre necesitamos de miles encuentros o mensajes constantes, sino que la confianza de que el otro está ahí para ti es más que suficiente.
Cuando tomarse una caña, café y copa es solo un accesorio para compartir la vida, la tuya, la mía, y la que es nuestra. Cuando celebrar tus triunfos los convierte un poquito en míos, cuando los que yo consigo se hacen más grandes y mejores si  puedo celebrarlos contigo.
Será que hoy, desde la distancia, esa aliada nuestra que ha hecho madurar nuestra amistad, festejo tu cumpleaños. Que este año nos faltará ese amigo que no es tan invisible, que la mañana de Noche Vieja será un poco más triste, que las confidencias, deseos y sueños tendrán que esperar a que volvamos a encontrarnos. Que  desearte lo mejor podrá parecer solamente una anécdota cuando ya sabes que no cabría esperar otra cosa.
Que cumplas muchos más, porque recién esto comienza. Que no se si lo mejor está por venir, pero que lo bueno ya lo hemos probado y ojala que se repita entre el cielo y la tierra, siempre, o al menos, todavía. 

                                                                                                        Palmira Blanco