viernes, 18 de enero de 2019

PARA QUE YO SÍ, TÚ NO


Hace algún tiempo leí, y no sé dónde, que cuanta más información teníamos más desinformados estábamos. Y es cierto, o al menos es la sensación que tengo, especialmente en los últimos meses.

Leo y escucho comentarios, afirmaciones similares a sentencias y verdades como puños que solo sirven para golpear al otro. Reacciones y eslóganes fundamentados en opiniones pero nunca en realidades.  Realidades que tienen nombre y apellidos, con sueños y con historia. Con dolor y esperanzas; con pasado complejo y futuro incierto.

Hablamos de números pero no de personas, ya no hay propuestas de mejora sino pistoletazos de salida hacia la lucha contra el más débil.

¿Qué ha provocado tanto miedo como antesala del odio? ¿Cuántas personas extranjeras conoces que reciban ayudas más altas que tu sueldo? ¿ A cuántas entrevistas de trabajo has acudido donde una de ellas se haya quedado con el puesto? ¿De cuántas ONG's, y asociaciones sociales has participado donde el dinero se destine a mariscadas? ¿ Cuántos hombres conoces que tengan que pedirle a alguien que lo acompañe a casa porque le de miedo ir solo? ¿Cuántos hombres conoces que hayan sido asesinados a manos de una mujer?

Si nos atrevieramos a conocer una historia, solo una, sobre el otro, si fuéramos tan valientes como para escuchar y compartir la vida, entonces la verdad nos haría libres. Entonces los discursos propagandísticos no tendrían cabida. Si supiéramos que cada persona que llega a nuestras costas se han jugado la vida, que sin un NIE no hay prestación que valga, que para obtenerlo el camino es más largo y duro que una carrera universitaria; que para obtener un visado debes demostrar hasta tus intenciones si es que eso es posible. Que los españoles primero siempre y cuando seas de los primeros y no de los últimos, siempre que tengas con qué competir en esta carrera de fondos. Que si no sabes o no puedes tú te lo has buscado porque estás así porque quieres.

Si optaramos por la generosidad y el bien común, no me preocuparía que mi vecina tuviera una plaza en la guardería sino que lucharía para que hubiera más posibilidades en el acceso a la educación. Si eligiera que mis batallas sumaran y no dividieran, me enorgullecería que mis impuestos facilitasen una sanidad pública.

Si me preocupase la justicia social, mis prioridades serían los derechos colectivos y no los individuales.

Que fácil sería eso de 'amaros los unos a los otros', pero un 'divide y vencerás ' queda mejor en el lenguaje bélico de la reconquista y hace juego con la cabalgadura de mi caballo.

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