martes, 8 de marzo de 2016

SOBRE IGUALDAD DE GÉNERO...




No sé si alguna vez habéis visto la seria “El ministerio del tiempo” pero me gustó el capitulo en el que Cervantes pudo comprobar cómo El Quijote se había convertido en un referente literario  y traducido a todos los idioma posibles para facilitar su lectura. Solo había que ver la cara de Pere Ponce, actor que interpretó a D. Miguel, para imaginarnos como debe sentirse alguien cuando descubre siglos después cómo su obra sigue manteniéndote vivo de alguna manera.

Y viendo esto me dio por pensar en la cara que pondría Clara Zetkin, mujer que propuso la celebración del día de la mujer, si hoy despertara y viera algunas de las reivindicaciones que se realizan en nombre de la igualdad. Lo de la paridad de los semáforos lo podríamos dejar para el final si queremos que la buena señora nos dure resucitada al menos 10 minutos, y si ya hablamos de lo de desnudarse o sacar en procesión los genitales femeninos…

A lo largo de los años se han promovido avances importantes, aunque no definitivos.  No vivimos en la panacea de la igualdad, ni hay que echar demasiado la vista atrás para recordar que mi propia madre no tenía derecho a tener una cuenta bancaria propia. Igualmente, hoy por hoy, hechos tan normalizados como ser madre, siguen siendo temas que más de una decide retrasar por el tema laboral.

Cada día, a través de mi trabajo compruebo cómo la pobreza sigue teniendo en la mayoría de las ocasiones nombre de mujer. Viendo las noticias encuentro que por no ser hombre hay quien debe andar un paso por detrás. Cómo los esfuerzos por la educación, la sanidad y el reconocimiento laboral son aún más privilegios que derechos asumidos en muchas partes de este mundo nuestro.

Pero también veo que son muchas las que no se conforman ni se resignan a la “mala suerte”. Quienes pagan con su propia vida los avances para otras, quienes siembran sabiendo que serán otros los que recojan. Y escribo otros porque esto de la igualdad no debe ser cosa de género. La igualdad pasa por el reconocimiento de la diferencia que enriquece, por asumir que las capacidades y habilidades no vienen con el pan que, bajo el brazo dicen algunos que vienen los niños, sino que se van conquistando a lo largo de la vida.

Y todas estas acciones requieren de la publicidad que la mayoría de las veces no se posee; que  esto quizás no lo cambia todo, pero al menos enciende una luz para que no sigamos a oscuras en la ignorancia.

A mí eso de que me feliciten por ser mujer… pues tampoco es que yo me haya esforzado mucho en ello, ni creo que sea un mérito eso de tener un cromosoma distinto al de los hombres.  Yo aprendí de un hombre, mi padre, a luchar por lo que quiero, a no conformarme con menos de lo que merezco, a tomar conciencia que lo que uno avanza no se convierte en un triunfo si no se hace acompañado. Y es por ello que me gusta este fragmento de un texto que ha compartido Miguel Ángel Mesa: Felices las mujeres que tienen a su lado hombres que luchan con ellas contra el machismo, por la igualdad de derechos, que sienten y lloran ante sus sufrimientos y se alegran y festejan sus victorias con las sonrisas que iluminan su horizonte común, compartido.

Porque esto no es una guerra de unas contra otros, sino una conquista de todos, de una ternura humana, que moviéndose entre el cielo y la tierra, transformará el mundo.

Palmira Blanco

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